La inseguridad de Lima pasa por todos lados. Es cierto que el nuevo plan que intenta aplicar el gobierno ha tenido una considerable aprobación en la población y su puesta en práctica en ciudades y distritos claves del país es una noticia que ha alegrado a todos. La nueva estrategia de seguridad plantea que, respecto a Lima;  el Callao y el distrito de Comas  sean los primeros lugares en donde se manifieste una mejora de seguridad que se irá expandiendo a otros distritos de la capital.

Martes 16 de Agosto. Local “El Lucero” en Santa Anita”, música, cerveza y un muerto. La fórmula de lo populoso, bebidas alcohólicas y violencia vuelve a  repetirse una vez más y forma parte nuevamente de esas noticias que casi nadie lee en los periódicos especializados en estos temas.

El tema de la inseguridad en Lima ha estado en agenda por mucho tiempo, pero llegó a su climáx al tener como víctima a la hija de un Congresista, algo popular. Si bien ha dado una alegría enorme a la sociedad entera que la pequeña Ariana, ya esté  totalmente recuperada y jugando nuevamente, da cierta indignación el hecho de que se tomen medidas de seguridad a partir de que un funcionario público de cierta importancia haya sido afectado. Cuántas otras tantas víctimas silenciosas de violencia existen.

El fallecido en dicha fiesta, presidida por el cantante Chacalón Jr, pasará al olvido, el local no será sancionado y nos volveremos a enterar de una nueva noticia de este tipo quizás el próximo fin de semana. La Municipalidad de Lima no se pronunciará, no bajarán la asistencia de asistentes a este tipo de fiestas, ni se buscará a un culpable. Al parecer la sociedad limeña se está acostumbrando a este tipo de eventos.

Más allá de la indignación, que felizmente es opacada por la sonrisa de ver a Ariana feliz, urge tomar a los problemas de seguridad no sólo como un simple problema a ser solucionado con poner más policías e inclusive a militares en puestos estratégicos. Es preciso comprenderla como un problema social, un problema global. La mano dura sólo servirá  para llenar más penales (que de por sí ya son un tema aparte). El problema de la inseguridad tiene que ser visto desde el ámbito educativo, de alimentación, de salud mental, de derechos humanos  y otros tantos más y sobre todo tiene que ser visto  como una consecuencia de algo y no como un problema actual y que se soluciona sólo con quitar a los hampones de esta generación.

Si bien los conciertos vernaculares son considerados como focos imprescindibles de violencia, esta no es innata a este tipo de subcultura “chicha”. Hay peleas en Santa Anita cómo las hay en Miraflores o San Isidro. Así se aumenten policías alrededor de “El Lucero de Santa Anita”, si dos malhechores no se golpean allí, golpearán a sus esposas en sus casas o robarán más tarde saliendo del concierto. Es buena la iniciativa del gobierno, responde a una solución inmediata, pero tratar el tema de una manera correcta  podría también formar parte de la revolución social que tanto queremos.