Si en algo crecimos verdaderamente  durante el pasado gobierno aprista fue en el número de conflictos sociales. Durante los cinco años que gobernó Alan García la cifra aumentó en un 300%, número escandaloso  y que pinta de cuerpo a un gobierno que se caracterizó por la intolerancia y la falta de cercanía a gran parte de sus gobernados. Ollanta Humala en campaña dio su palabra de  romper esa línea, prometió un gobierno encargado de  crear mecanismos de diálogo con los pueblos indígenas u originarios sobre los temas que pudieran afectar sus territorios o culturas. En pocas palabras: la consulta previa.

Uno de los asuntos que ha resultado más fácil de percibir en los primeros días de este gobierno  es la importancia que se le ha dado a brindar mensajes simbólicos. Vimos al Presidente dar un mensaje desde Pisco, desde las ruinas o al Congreso sesionando en Ica, buscando descentralización. Promulgar la ley de consulta en  un pueblo con la herida reciente de haber pasado por un conflicto minero es un claro mensaje de “hemos venido a trabajar por ustedes y van a cambiar las cosas”. Un muy buen mensaje desde un punto de vista estratégico y eficaz para los fines de acercamiento que busca el gobierno, pero es preciso anunciar que la continuación de mensajes “simbólicos” pueden llegar a convertirse en meros actos de populismo si llegan a una repetición tal que lo que se busque es prometer por prometer y ganarse al público mediante el sentimiento (acto parecido a lo que realiza el Congreso en estos momentos, un gasto innecesario que demuestra la incapacidad de los mecanismos para las necesidades de las poblaciones lleguen a ser discutidas en el parlamento de la manera que debería ser: a través de los congresistas elegidos de cada ciudad). Esperemos que la línea y sobretodo los asesores de Humala no lleguen a estos extremos y que sus mensajes sean, antes que todo, necesarios.

“Hoy estamos dando un paso importante a lo que es la conducción de una Nación, la construcción de una República (…) es un paso importante para las comunidades, para que así puedan expresar su voluntad libre y soberana” fueron sus palabras durante el discurso de promulgación. Resulta bastante complejo jugar a acercarse a la gente en busca de sentimentalismos. ¿Recordará Humala que la mayoría de muertos fueron policías? No se critica la intención, es mejor mantener la confianza de su actuación de buena fe, pero jugar a brindar estos tipos de mensajes puede llegar a desunir en vez de lograr la unión que tanto se desea.

Haber promulgado la consulta previa en tan poco tiempo de haber asumido el cargo es un hecho que es imposible no aplaudirlo. Humala está siendo coherente con su discurso y sobretodo en la búsqueda de acabar con estos conflictos que lamentablemente hicieron que nos atacáramos entre peruanos. Desde los policías, que a menos conflictos tendrán menos encargos de ir y calmar a pobladores enfurecidos con alguna minera, hasta los pobladores que tendrán una herramienta formal para ser escuchados, se lo agradecen Presidente Humala. Se ha dado un gran paso, pero ahora viene lo más difícil; hacerla cumplir.