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El aborto terapéutico, revolviendo al debate

Publicado: 2011-09-14

Una nota de un periódico hace dos años decía “Si los médicos del hospital Honorio Delgado de Arequipa se hubieran decidido a practicar un aborto terapéutico a Benedicta Choque, de 36 años, cuando detectaron que sufría una afección cardiaca que agravaba su embarazo, aún estaría viva. Pero los médicos, pese a lo que dice el Código Penal, la obligaron a seguir adelante con el embarazo y Benedicta murió el 7 de abril de 2008”. El aborto terapéutico es un tema que por mucho tiempo ha estado pendiente en las agendas de los ministros de salud, y mientras se creía que el ex ministro Ugarte por fin podría acabar con el debate y construir un protocolo de esta acción, no lo hizo.

Casos como este se encuentran a diario en los diferentes hospitales y centros de salud del país.  La ministra García Naranjo hace unos días dijo “Soy contraria al aborto, pero el Perú tiene una ley que protege al aborto terapéutico y por violación, que fue promulgada en 1924 (…) Estoy a favor de que se apruebe este protocolo”, comentó en un noticiero local.”

El aborto terapéutico está despenalizado desde 1924, pero necesita urgentemente un protocolo que pueda legitimar que está permitido y que no, en otras palabras cuando este es legal y cuando traspasa al ámbito ilegal. EL aborto terapéutico generalmente es utilizado cuando la vida de la madre gestante se encuentra en peligro o cuando se sabe de antemano que el niño por nacer va a sufrir alguna malformación, como el caso de Karen Llantoy Huamán, a quien  médicos del Hospital Arzobispo Loayza le prohibieron abortar a su bebe, aún sabiendo que este moriría días después de nacido.

El problema no se debe centrar en cuestiones pro vida y la de no a la vida. Creo que por ahí no se debe iniciar el debate. Adjetivos como “asesinos” utilizados convenientemente por los que resultan a favor o en contra de esta medida resultan innecesarios. Ninguna persona en este siglo con cierto sentido común va a desear la vida a ninguna persona y menos a un bebé que recién está por nacer.

El debate se debe iniciar a partir de lo que propone la ministra. Establecer un protocolo para el aborto terapéutico es un gran avance en todos los sentidos, a partir de allí se debe iniciar el debate. El debate entonces debe ser a qué se lepuede considerar aborto terapéutico y a que no.  Decir un NO rotundo a este tipo de aborto es decirle NO, a diversas madres que saben de antemano que sus hijos morirán y más aún respuestas tan simplistas como la del Cardenal Cipriani de que ““hoy, la medicina consigue operar dentro del vientre de la madre cuando se tienen esas dificultades” resultan hasta ofensivas para pobladoras de la sierra en donde a las justas pueden atenderse de un resfrío en un puesto de salud.

Creo en Dios y la religión más que un credo se ha convertido en una forma de vida. Por lo tanto entiendo a miles de personas que creen que el es una aberración, pero esto resulta creo por un tema más de desinformación. El aborto en todas sus formas no tiene porque ser así. El aborto terapéutico tiene sobre todo el fin de salvaguardar una vida.

Creo que soluciones tan simples como “no deseo un hijo y lo aborto” deben desaparecer y las soluciones siempre estarán en la voluntad del gobierno de promover medidas educativas a favor de los métodos anticonceptivos. Pero, vamos, ya se ha perdido demasiado tiempo en estos debates sin sentido y ahora, que tenemos a una ministra con iniciativa a discutir el protocolo de aborto de este tipo de aborto (aunque no le compete totalmente a su cartera), se le abalanzan una serie de discusiones.


Escrito por

Pablo Vilcachagua.

Periodista y escritor. No mentira, sólo lo primero.No, mentira tampoco. Sólo estudiante de periodismo en la UARM, por ahora.


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